Un abrazo que todo lo sana. Un instante donde nuestros corazones se acercan y palpitan al unísono. Un, dos, tres… Un, dos, tres… La temperatura del alma se eleva y la emoción se equilibra. Grata es el alma que disfruta de tan sublime placer. Bello es este verso…
Leer la verdad y aceptarla es lo que más nos duele y estropear lo que más anhelamos es aceptar la realidad. Un desborde de emociones que solo el Espíritu Santo de Dios puede ayudar a sobre llevar. A mi manera no funciona. Funciona a la manera de Dios. Un corazón alegre constituye medicina para el cuerpo.
Quiero compartir con una mujer mi vida. Quiero encontrar alguien que esté lista para el compromiso. Dios es justo. La vida es justa. Quiero sembrar semillas buenas para mi vida. Amor es la que he estado sembrando pronto veré sus frutos.
Se tú la fuente de mi deseo. Esa belleza que me sacia con tu amor. Que tus pechos sean mi delicia y que siempre esté intoxicado por tu amor. Ven amada mía adentrémonos en la naturaleza donde tú y yo nos conozcamos. Entrégame ahí tu amor pues tú aroma es lo que deseo sentir. Que yo ahí te entregaré toda mi fuerza para que esté dentro de ti. Ven amada mía y seamos uno tú y yo; pues yo soy tuyo y tú eres mía. yo me enseñorearé de ti como tú de mí. Hermosa eres tú y maravillosamente diseñados el uno para el otro. Mi alma lo sabe muy bien; este deseo de amor desbordante por ti. Te amo como a mi propio cuerpo como la parte más importante de mi ser. Quiero nutrirte, valorarte, cuidarte y protegerte. Disfrutemos de la libertad del amor que nos tenemos tú y yo.