Compañía
Hoy al despertar me observaste, me abrazaste, y conversaste conmigo. Pero... tanto era mi afán del día... Al preparar el desayuno me senté e inicie a comer y luego de unos bocados y ese silencio ensordecedor, me susurraste al oído que levantara la mirada, y sin mediar más palabras estabas ahí sentado haciéndome compañía, solo te me habías quedado sonriendo y observando a ver cual era mi reacción, mientras lloré de felicidad que estuvieras hoy ahí, me diste una sorpresa tan agradable. ¡Gracias por hacer mi desayuno tan especial el día de hoy!